La reflexión sobre la ciudad lleva consigo una serie de elementos esenciales que la hacen única, especial y con una serie de características particulares. Existen aspectos que se relación directamente con ella como el arte, su parte estética, diferentes sensaciones y percepciones, pero si la analizamos en conjunto llegamos a darnos cuenta que es poco entendible y un tanto confusa.
Es importante resaltar que en la ciudad en que vivimos, cada una de las personas interviene de alguna forma en ella, trabajan por nuestra ciudad real, aquel lugar en el experimentan diariamente; Así mismo, existe una ciudad en nuestros sueños, aquel sitio utópico en el que deseo estar pero me es inalcanzable. Todos los individuos que habitan en ella se preocupan por mejorarla día a día, teniendo en mente siempre una serie de proyectos que los motivan y esperan algún día cumplir sus metas. Los actos de todos los ciudadanos deben ser para beneficio de ella, ellos deben debe dominarla y ser capaz de crear en la misma. Además de comprenderla y sentirse dueños de todo lo que la compone, hacerla real, sentirla, para así mismo crear una historia significativa en ella.
Las personas que habitan en ella les corresponde tener la capacidad de transformar, tanto a la ciudad como a ellos mismos para lograr eso deben sentirse una parte esencial de ella. Cualquiera puede contribuir con la ciudad, la idea básica es lograr hacerlo de manera positiva y poder transmitirlo posteriormente. La clave está en identificarnos con nuestra ciudad y lograr nuestros objetivos, todos nuestros propósitos en mente. Debemos dejar rastro en ella.
Todos los individuos deben ir más allá de todo lo que gira a su alrededor, pero existe un problema inquietante, nuestra ciudad se nos sale de las manos, está más allá de nuestro alcance, su tamaño es difícil de transformar. Al final de todo, quedamos con una ciudad en la que interactuamos además de otra fuera de nuestro alcance, nuestro objetivo es crear conexiones y enlaces que logren de una forma unirlas.
